Marcela Campos forma parte del grupo de educadoras de la Escuela Santa Matilde de Til Til, que están finalizando su formación como guías Montessori. A continuación, les dejamos su entrevista escrita y un video contando su experiencia incorporando esta filosofía y metodología en el establecimiento educacional.
¿Qué te parecieron las sesiones de formación?¿Te sentiste cómoda e incluida? ¿Te pudiste expresar y participar con tranquilidad?
Seguimos en formación, estamos finalizando. Pero ha sido un largo camino en el que al principio teníamos muchas dudas, estábamos asustadas. Si bien teníamos noción de lo que es Montessori, pero comenzar a estudiar e indagar más sobre su filosofía y lo que fue María Montessor fue un camino largo pero bien provechoso.
Las guías son super acogedoras y cercanas, de hecho mantuvimos siempre el contacto hasta el día de hoy. Hasta ahora ha sido un apoyo constante, nos vienen a ver a la escuela para ver los salones y lo que nos falta en cada parte. Muy contentas.
De acuerdo a la transformación del espacio: ¿Qué opinas de estos nuevos salones y sus materiales, ha facilitado tu actividad pedagógica?
Sí, son maravillosos porque fue una transformación completa, desde nuestro salón que fue nuevo, y los materiales fueron llegando de a poco. Son materiales que uno no ve diariamente y el espacio está muy preparado como ambiente. Entonces el salón es muy acogedor, los niños, yo siento, se sienten muy gratos. Para nosotros también es cómodo llegar.. es nuestro lugar, tienen nuestro sello, está todo al alcance de los niños y ellos pueden ir eligiendo en los que quieren trabajar.
¿Y cómo has percibido el desenvolvimiento de los niños?¿Has notado cambios en su comportamiento, energía o motivación?
Fue algo mágico. Cada niño tiene una necesidad y un interés diferente. Ha sido super lindo ver como entre ellos mismos se respetan. Son solidarios, cuando a alguno le cuesta un trabajo siempre llega alguien que ayuda, por ejemplo con la alfombra para extenderla, o para trasladar un material cuando uno está más complicado. La solidaridad, la independencia, el orden, es casi mágico.
¿Y tú vínculo con ellos a través de su rol de Guía Montessori?
Partimos por sacar el escritorio, que fue como el ritual. Siempre existe el escritorio donde una está sentada y donde una revisaba, qué sé yo. Fue parte del ritual que hicimos. Creamos lazos. El que cada niño pueda ir trabajando con su propio material, también a uno, le quita ese peso. Siempre reforzamos de que nosotras también aprendemos de los niños. Ese vínculo cambia todo y somos una familia.
¿En cuanto a tu vocación como educadora, fuiste profesora antes?
Sí, fueron 8 años trabajando con el método tradicional y 2 ahora con el Montessori.
¿Cómo ha sido ese cambio para ti?
Asustada al principio. Uno no logra comprender y también el temor de los apoderados. Obviamente cuando comenzamos explicamos la metodología que consistía pero los apoderados nos consultaban, y ¿cuándo va a comenzar a hacer tareas? ellos sentían que no hacíamos nada. Uno también se cuestionaba ¿irán a aprender con este método? Más allá de que estaban los fundamentos de que sí, así los niños aprenden haciendo, pero uno siempre tiene ese miedo. Una estaba acostumbrada a algo mucho más cuadrado por áreas, y adentrarse a este mundo genera motivación. Es que la concepción de esto es muy linda, el respeto, el que todos somos importantes, es algo tan claro… es algo super armonioso y muy lindo.
Si tuvieras que elegir un factor ¿en qué aspecto o área has notado que la educación Montessori ha influido en mayor medida en los niños?
De los mayores avances que hemos vivido es que ellos sí podían hacerlo por ellos mismos. Para ello era increíble darse cuenta de que por sí solos podrían trasladar un material o abrir un frasco, cosas cotidianas, pero para ellos reforzar su autonomía era increíble, que se dieran cuenta de que sí pueden. Ese ha sido nuestro mayor logro, de que ellos pueden. Ahora ellos conocen muy bien la dinámica. Nos pasa que llegan enfermos porque no quieren faltar a clases y no quieren ir a la casa a descansar.
Entonces para uno eso es súper motivador y hace sentir de que las cosas las estamos haciendo bien y que así aprenden los niños. Ojalá todos pudieran tener la oportunidad de que en Chile podamos cambiar ese paradigma. Me siento muy orgullosa, sentir que aportamos un granito de arena, para crear seres humanos íntegros, que puedan sentirse valiosos y que puedan desenvolverse para la vida.
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